"Soy enemigo de mí y soy amigo de lo que he soñado que soy".
Hoy me acordé de vos. Estaba muerto en la cocina. Los peritos no habían llegado todavía. Me acordé porque ya en el suelo, vi sobre la alacena una botella vacía de Bacardí. Parecía una baliza apagada.
Mientras los policías hacían ronda a mi alrededor y murmuraban -por pudor supongo- vi bajo sus botas una vereda de baldosas ásperas. Ellos parecían no vernos. Pero ahí estábamos, sentados en la sombra diagonal de una esquina. Como un mantra peleando contra el amor.
Llegaron los peritos y empezaron a hacer sus tareas. Tomaron muestras y apuntaron detalles de la escena. Todo eso quedará en el expediente. La escena era otra. Yo quería hablarles, pero ya estaba muerto. Pero está bien. Quería estar tibio. No es tan malo después de todo. Así me sentía siempre -casi sabiendo- que despertaba al lado tuyo.